El plenairismo, referido a la pintura "au plein air" o pleinairista es un término pictórico que significa pintura al aire libre. No debe confundirse con pintura rápida, modalidad que exige terminar la obra en unas pocas horas y que suele establecerse en concursos, ni con disciplinas propias de técnicas específicas, como la acuarela.
Aunque en el pasado histórico los artistas ya utilizaron el recurso de pintar la naturaleza que contemplaban (género o arte de paisajes), no fue hasta mediados del siglo XIX cuando explícita y casi religiosamente eligieron usar la luz natural para estudiar y conseguir determinados efectos y aplicarlos a su pintura. Incluso entonces, paisajistas tan destacados como Carlos de Haes continuaban la tradición de reservar la mayor parte del trabajo pictórico para el estudio (pintura de gabinete) y realizar en la naturaleza únicamente bocetos o apuntes del natural.
Tal novedad fue una elección de estilo, atribuida a la escuela de Barbizon y los primeros impresionistas en Francia,2 si bien en Italia otros círculos de pintores como los macchiaiolitambién desarrollaron propuestas similares en la misma época, mientras que en Inglaterra lo hicieron los miembros de la escuela de Newlyn, en Rusia muchos de sus mejores paisajistas y en otros países europeos y americanos diversas colonias y círculos especializados en la pintura del paisaje.
La clave quizá del éxito y popularización del plenairismo a partir de los años 1870 fue la comecialización de los envases en tubo para la pintura al óleo. Antes de ellos, cada pintor debía fabricar sus propios colores mezclando pigmentos secos en polvo con aceite de linaza. Otro invento de la misma etapa fue el tipo de caballete llamado en inglés «french box easel», aunque no se ha establecido con certeza quién lo usó primero. Consistía en una estructura muy fácilmente transportable, con patas telescópicas, que podía incorporar la paleta y la caja de pinturas; lo que permitía a los pintores al aire libre auténticas excursiones campestres, además de ser también apto para su utilización en el estudio.
Los impresionistas franceses como Claude Monet, Camille Pissarro y Pierre-Auguste Renoir defendieron la pintura en plein air, no solo teorizando sobre ella sino procurando realizar la mayor parte de su trabajo en exteriores, a la luz difusa que les proporcionaba un gran parasol blanco.
En la segunda mitad del siglo XIX y el comienzo del siglo XX, en Rusia, pintores como Vasily Polénov, Isaac Levitan, Valentín Serov, Konstantín Korovin y Igor Emmanuilovich Grabar, serían reconocidos por este tipo de práctica pictórica. Así, también los pintores americanos de colonias artísticas como la de Old Lyme o el grupo canadiense denominado grupo de los siete.
La continuidad de la pintura plenairista se prolongó durante el siglo XX y hasta la actualidad.
Manuel Saavedra
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